En Barcelona el día del atentado. Pero salía por aquel entonces con una chica que vivía al lado de la estación de Atocha y cogía todos los días el tren de cercanías para ir a trabajar. He estado haciendo memoria y no recuerdo grandes detalles de ese momento. Creo que cuando me llamó -no recuerdo haberme enterado y haberla llamado yo a ella primero- era temprano y poco más. No recuerdo tampoco si llego a acercarse a la estación antes de que estallaran las bombas. Mi único recuerdo tiene que ver con lo difícil que se hacía en momentos como ese tratar de estar con alguien que tienes a esa distancia. Y pensar que era algo que antes o después tenía que resolver porque no era forma de vivir.
Y entre medias, desde entonces hasta hoy, poco más. Desconozco la razón. Y supongo que debe ser el motivo para tener tan pocas cosas que contar. Se habrán ido, si alguna vez existieron, diluyendo en la memoria. Bueno, también hay otra cosa: hoy mientras me duchaba pensaba en como ha cambiado en mi la reacción cuando veo llorar a alguien. Quizás es que antes me superaba el creer que yo debía de tener el poder -y si no lo tenía tenía la culpa de ello- de evitar que quien fuera se encontrase así. Hoy no me hubiera ocurrido lo mismo. Simplemente dejaría que llorase.