Yo no puedo asegurarlo. Pero tenía mi propia opinión. Y por lo visto, a poco que busques la respuesta si utilizas tal cual el título de la entrada, no andaba equivocado. Algunas de las cosas que he leído son que tres es el número máximo recomendado. Por encima de eso, el efecto es bastante perverso: cuando reciben más regalos de los que pueden captar su atención reciben el mensaje de que son fáciles de adquirir y reemplazar. Mal asunto para el futuro adolescente y adulto que un día serán.
El caso es que me pregunto de donde ha salido esta forma de actuar para con ellos. Me refiero a que los que regalan son en muchos casos gente que tiene mi misma edad pero que al igual que yo no vivimos una infancia en la que nuestros padres, etc. actuasen así con nosotros respecto a juguetes o regalos. Es decir, no puede ser un comportamiento aprendido. Y tampoco venimos por lo general de clases sociales que nos hayan dejado marcados por una escasez que pudiese justificar este comportamiento tan extraño. En mi caso no ha sobrado ni faltado. Entonces ¿de donde viene esta forma de comportarse? No me lo explico.
El caso es que estoy convencido que estas y otras situaciones no pueden dar lugar a nada bueno. Exagerando someten al niño a circuitos de recompensa que duran un pis pas y que le conminan a buscar placer adicional consumiendo más estímulos. Da igual que sea tele, videojuegos, tebeos o más juguetes. Todo por la sensación que sobreviene a la efímera emoción que sienten cuando reciben el regalo. Algunos diréis: «tampoco es tan terrible». Pues os adelanto que cuando tenga quince años no serán juguetes. Y con treinta tampoco. Vosotros veréis.